Las costumbres alimentarias y la gastronomía de pequeñas comunidades judías, que emigraron hacia otros países y a otros continentes, relatan los pasos migratorios y emocionales de individuos y familias judías.
A inicios del siglo XX, llegaron a Paraguay judíos provenientes de Polonia y de Ucrania, y en los años 30 aumentó la inmigración judía proveniente de Alemania. En el día de hoy se cuenta con una población judía de 1.000 personas con una mayoría de ascendencia alemana.
Como ocurrió con otras culturas, las tradiciones culinarias judías se mezclaron con las paraguayas, y una manifestación de ello es la sopa vori vori., inspirada en una sabrosa sopa sefardí, Ashkenazi con Kneidalai; elaborada con verduras como son los tomates, las arvejas, las cebollas, la espinaca, la calabaza y las berenjenas, que le da color y sabor característico de la cocina sefardí.
Los judíos a la sopa le agregan unas bolitas de matzá, que son elaboradas con harina de matzá, pan ácimo tradicional, preparado con harina y agua; además se le añade huevos, grasa de pollo, sal y pimienta.
Este platillo fue asimilado por las guaraníes, quienes sustituyeron las bolitas de matzá por bolitas de maíz, y al elaborarlas la llamaron voli voli ; que es el nombre actual de esta deliciosa sopa, que se prepara con bolitas de maíz, carne o pollo, y se ha convertido en la sopa más tradicional y popular en todo Paraguay.
Existe en el interior de Paraguay diferentes formas de preparar el vori vori, por ejemplo, en algunos casos a las bolitas de maíz se le agrega queso Paraguay.