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Muchos elementos gastronómicos de Paraguay son en sí mismos, bastante peculiares, pero ninguno, o muy pocos, tanto como la sopa guaraní. Un elemento gastronómico tan delicioso, como curioso.
La sopa que no es una sopa... ¿Entiendes?
La sopa que no es una sopa... ¿Entiendes?

Historia

Para entender la historia de la sopa paraguaya, debemos viajar algunos siglos atrás en el tiempo, exactamente en el periodo colonial, un histórico suceso que marcó al continente americano de por vida, con aspectos positivos y negativos.

Una vez aclarado esto, nos situamos en las famosas reducciones franciscanas, que al ser fundadas se desarrollaron junto a las misiones jesuitas guaraníes.

Y es justo allí cuando la magia culinaria hizo efecto, y los alimentos americanos, como la mandioca y el choclo, se juntan con los europeos, quienes contaban con elementos que incluyen la carne de ganado, leche y queso.

Gracias a la fusión estos ingredientes se prepararían la primera versión de la sopa guaraní, la cual contenía leche, queso y huevo. Gustando tanto a europeos como guaraníes.

Evolucionando hasta convertirse en un destacado plato reconocido en todas las regiones del país.

Curiosidades

La también llamada «sopa paraguaya», se considera especial no solo por su sabor, sino por su forma. Pues aunque reciba el nombre de «sopa» no cuenta con el estilo líquido clásico, sino todo lo contrario: es un bizcocho solido.

Tiene como ingredientes base la harina, cebolla, huevos y queso, pudiendo complementarse con nata, grasa de cerdo y pimientos. Así como servirse acompañada de un plato con caldo de pollo.

Y contrario a lo que se creería a primera instancia, esta sopa no cuenta con muchas variantes, aunque si guarda alguna que otra similitud con la sopa correntina, un plato típico argentino que se prepara con mayor frecuencia al noroeste del país.