A partir del descubrimiento del fuego, el hombre se inició en el arte culinario y al notar cómo cambiaban los sabores de los productos de su caza y recolección, descubrió las sopas.
Los guaraníes en la búsqueda de alimentos y de tierras fértiles se desplazaban de un lugar a otro, convirtiéndose en un pueblo semi-nómada, porque también se dedicaban a la agricultura.
Antes de la llegada de los españoles conquistadores, los indígenas ya preparaban en una olla de barro caldos con los productos de la caza y de la siembra, agregándole sal, que extraían de las cenizas de plantas.
A este plato se le denominaba jukysy, que era un caldo elaborado con pocos ingredientes y bastante agua. Preparaban un caldo de pescado la pira jukysy y usaban peces pequeños.
También los nativos guaraníes usaban la carne, recabada de su cacería, para preparar una sopa, que ellos denominaban so´ó josopy, donde so´o significa carne en guaraní, y josopyré que fue apisonada. De ahí derivó el nombre soyo.
De ahí se dedujo como se preparaba este plato, con carne procesada en un mortero, que era la forma de pisar la carne. Además, para lograr una verdadera sopa soyo tradicional, son muy importantes los utensilios que se usan para su elaboración, manteniendo la antigua técnica Colombín en la fabricación de la olla, japepó, hecha con arcilla, que se obtiene de los esteros. Y el hacer el soyo en esta olla, como por magia resaltan los intensos sabores, conectados a la tierra.