Según una leyenda alrededor de este platillo, su origen se atribuye a un duende maléfico, Karai-octubre, quien todos los 1 de octubre iba de casa en casa para cerciorarse quienes tenían suficiente comida, lo cual era indicio de que habían sembrado y trabajado durante el año, y que habían almacenado para los meses cuando no había cosecha y compartirlo con sus vecinos.
A los que no cumplieron, los castigaba enviándole miseria a lo largo del año, mientras que los que fueron bondadosos y convidaron a sus vecinos eran premiados con abundancia.
Es por esto que los guaraníes recibían el mes de octubre con yopará, una comida similar a un puchero elaborado con locro, poroto, arroz y muchas verduras, con la intención de alejar la escasez y favorecer la abundancia.
Los guaranís, un tanto supersticiosos, para contrarrestar la posible maldición del duende Karai-octubre, idearon organizar una gran fiesta para el 1 de octubre de cada año con comida y bailes, pidiéndole al dios Tupá que los protegiera de la miseria.
Cuando en el 1537 llegaron los españoles, los nativos ya preparaban el Yopará, que era parte de su gastronomía carioguaraní, y los españoles le agregaron queso, huevos y otras verduras.
Actualmente, las familias, para ese día, organizan grandes almuerzos frente a sus casas para mostrarle a Karai Octubre que disfrutan de muchos alimentos y así evitar que el duende los castigue y los enloquezca con fuertes silbidos en señal de traición.